Federico Müggenburg
La fiesta de Pentecostés de
este año de la Fe, adquiere un significado especial, ya que se conmemoran los
cincuenta años del inicio del Concilio Vaticano II. Además se han suscitado
acontecimientos inesperados, como fue la renuncia del Papa Benedicto XVI, lo
que no había ocurrido en varios siglos en la vida de la Iglesia y también la
sorpresiva elección de un Papa procedente de América Latina, por primera vez en
la historia de la Iglesia.
Estos sucesos de por sí
tienen gran significación ya que el Concilio Vaticano II, fue concebido como un
“nuevo Pentecostés”, cosa que llamó la atención de ajenos, extraños y de los
propios católicos. Implica una asociación o armonía de sucesos históricos que
pocas veces se dan. Frente a ello se han estado desarrollando teorías
interpretativas que ya desde el año 2005 en la felicitación de Navidad del Papa
Benedicto XVI a la Curia Romana, advirtió que se tenían dos interpretaciones de
los hechos del Concilio, la correcta y la incorrecta, que en sus propias
palabras dijo así:
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Publicado en
www.cepos.org.mx el 20 mayo 2013.